domingo, 18 de mayo de 2014

De traductores y de tiempo: observaciones pseudofilosóficas y un pelín de ironía

Sé que tengo pendiente la última entrada de Traduemprende, pero no creo que me vaya a dar tiempo, de manera que trataré de incluirla en otras reflexiones en cuanto pueda. Lo que quiero hacer hoy es escribir una entrada a raíz de la entrevista que me hizo Leon Hunter para la serie "Nueva generación de traductores" publicada en su blog.

La entrevista trata del tema de la edad de los nuevos traductores y plantea una cuestión de lo más actual: ¿por qué decidí estudiar la carrera tan relativamente tarde? A partir de esta pregunta, a la que creo haber respondido de manera bastante exhaustiva, surgen otras. Por ejemplo, sin ánimos de ofender ni de ser polémica, creéis que realmente hay la edad "correcta" o "adecuada" para empezar a estudiar una carrera? Me he planteado varias veces este problema a lo largo de los años y he llegado a la siguiente conclusión: no creo que haya. En realidad, a mi entender, con el paso del tiempo se adquieren conocimientos y experiencias que sirven para cualquier tipo de trabajo y, en el caso de los traductores, permiten adquirir el léxico necesario para las distintas especializaciones. De tal manera, gracias al léxico aprendido en el instituto y al trabajo que tuve después de conseguir el bachillerato, pude especializarme en traducciones técnicas.

Dicho esto, es cierto que llega un momento en el que uno se siente presionado por el paso del tiempo y querría alcanzar todas sus metas al mismo tiempo; sin embargo, en italiano existe un refrán que reza "la gatta frettolosa fece i gattini ciechi". En otras palabras, si se tiene demasiada prisa se corre el riesgo de hacerlo todo mal y por consiguiente, de no conseguir los resultados deseados. Estoy firmemente convencida de que la verdad está en el medio, es decir, que lo ideal sería empezar la carrera justo después del bachillerato y licenciarse sin retrasos, pero como los caminos de la vida a veces son empinados y retorcidos, dichos retrasos no deberían perjudicarnos demasiado a la hora de conseguir trabajo. No quiero decir que lo hice adrede, pero sí que me perdono por el retraso ;-) y que estas reflexiones me sirven para sonreír, ponerme las pilas y echarle ganas al asunto para conseguir más clientes (por cierto, parece que esta estrategia funciona, pero ésta ya es otra historia que os contaré en otra entrada un poco más seria).

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